La tecnología de las microexpresiones en la mediación

1312707914001caradnLa implantación de la mediación como medio alternativo de resolución de conflictos se ha debido en parte a la existencia de líneas de investigación que han consolidado una metodología propia desarrollada a partir de teorías o modelos: el lineal de Harvard, una variante evolucionada de éste llamada modelo transformativo y el modelo circular narrativo de Sara Cobb originario de la mediación familiar.

Estos modelos han demostrado su efectividad en la pacificación de conflictos con distintos sujetos y niveles de violencia, citándose habitualmente el ejemplo de la guerra de los Seis Días, donde la aplicación del modelo teorizado en la universidad de Harvard fue esencial en el cese de las hostilidades que mantenían Israel y Egipto por el control de la península del Sinaí.

Más allá de los grandes conflictos, la efectividad contrastada de la mediación, la ampliación a más jurisdicciones de la exigencia legal de acudir previamente a este medio, el coste de los procedimientos judiciales y su promoción desde algunas instituciones, en ocasiones algo desmedida y motivada por los ingresos extraordinarios derivados de la formación de mediadores, está provocando un aumento significativo del uso de la mediación y que abogados, despachos y otros profesionales como graduados sociales, notarios y psicólogos la incluyan en su oferta de servicios.

Todos los modelos mencionados tienen un inconveniente y es la imposibilidad de comprobar si las manifestaciones de las personas sometidas a mediación corresponden a aquello que realmente creen, piensan o sienten. En otras palabras: el mediador no puede conocer sus verdaderos intereses subyacentes y al no poder penetrar en la causa del conflicto se dificulta enormemente su desactivación. La información de las intenciones profundas de los sujetos ha preocupado lo largo del tiempo a los investigadores y quizás una de las personas que ha conseguido mayores logros en este campo es el profesor de psicología Paul Ekman, a quién debemos el concepto de microexpresiones y cuyo trabajo inspiró la serie televisiva Miénteme. Las técnicas del profesor Ekman, sintetizadas y automatizadas en un software de reconocimiento facial, pueden aportar información de gran utilidad en los procesos de mediación, tal y como he podido comprobar en una demostración en directo que realizó mi compañera de mesa, la mediadora Gemma Pons, en el taller de PNL y mediación organizado por Foro Jurídico y el Colegio Notarial de Valencia.

Las microexpresiones son gestos que las personas expresamos con el rostro y se caracterizan por ser involuntarias y de muy corta duración (de 1 a 3 milisegundos), por lo que son prácticamente indetectables para el ojo humano. Paul Ekman agrupó estas microexpresiones en seis categorías: enfado, miedo, asco, tristeza, sorpresa, felicidad y un software desarrollado por la empresa valenciana Emotion Explorer Lab las ha analizado, convertido en patrones mensurables y transformado en un modelo algorítmico que aplicado al rostro de la persona es capaz de ofrecer una serie de valores, mostrados en forma numérica o gráfica, de cada una de esas microexpresiones. Basta la cámara incorporada en el Ipad o el ordenador, enfocarla en el rosto de la persona y unos minutos de conversación, aunque un mayor tiempo de exposición siempre permitirá obtener unos resultados más precisos y fiables.

Los datos recopilados del análisis de las microexprersiones ayudan al mediador a validar las manifestaciones de los mediados, reconocer intereses o causas del conflicto que las personas a menudo ocultan voluntaria o involuntariamente, reformular los objetivos del proceso de mediación y aplicar modelos o técnicas más adecuadas, y por tanto más efectivas, a esos objetivos que no son otros que la disolución o canalización del conflicto. Después de la demostración que presencié, el software de reconocimiento facial o la “máquina de la verdad”, con las mejoras que seguramente deberán incorporarse para ganar una mayor fiabilidad en la medición (supresión y aislamiento de factores ajenos a los gestos del sujeto –ruido- o calibración y ponderación de las distintas microexpresiones, etc.), se convertirá en una herramienta cuya aplicación será habitual en pocos años en alguna de las fases del proceso de mediación.

El tsunami, lo imposible y el sector legal

Lo imposible La imagen que utilicé para ilustrar la transformación del mercado legal en la conferencia del pasado jueves 23 de mayo en la Asociación Catalana de Peritos Judiciales y Forenses, en la que participé como ponente junto con Paula Fernández-Ochoa de MoreThanLaw, fue la de un tsunami, concretamente la devastadora ola que asoló las costa del Sudeste Asiático el año 2004 y que sirvió de argumento en la premiada película del 2012 Lo imposible.

Con esta asociación cinematográfica me refería a lo imposible que resultaba pensar hace unos años que la oferta de servicios jurídicos, antes dispersa, se concentraría o agregaría en plataformas online donde el consumidor podría comparar las cualidades de los abogados y despachos y las características y precios de los servicios jurídicos. A la imposibilidad de concebir que los abogados perderían el monopolio del conocimiento jurídico y los propios clientes participarían en la producción del servicio legal mediante el volcado de contenido en wikis jurídicas o clientes autodidactas que se autoabastecerían y consumirían directamente del mercado legal (los clientes DIY, Do-It-Yourself). Y era imposible imaginarse que el propio concepto de relación de confianza entre abogado y cliente mutaría hacia una confianza distribuida basada en las opiniones mayoritarias de usuarios desconocidos que puntúan a los profesionales con números o estrellas. La aparición de Internet y su adopción masiva hace todo esto factible y sacude las creencias que teníamos acerca de lo que es o no posible.

Alexander Salvador, de El Jurista.cat y su versión en castellano, El Jurista.eu, ha recopilado con bastante acierto las ideas esenciales de la conferencia en este artículo que ha titulado Ha llegado un tsunami al sector jurídico: ¿Cómo hacerle frente?.

Primera Jornada de Abogacía Virtual

El pasado 21 de febrero se celebró la primera Jornada de Abogacía Virtual organizada por los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Esta jornada, la primera que tiene lugar en España, contó con la presencia de seis ponentes que analizaron, desde distintas perspectivas y experiencias profesionales, los cambios que la tecnología en general, e internet en particular, están provocando en la profesión de abogado y en la forma de producir y distribuir servicios jurídicos.
A continuación reproduzco el resumen de la jornada que redactó el departamento de prensa de la UOC, al que podréis acceder en su formato original desde aquí.

Los expertos advierten de una revolución tecnológica en el sector jurídico

Los augurios de Richard Susskind se están convirtiendo en realidad. El gurú del sector jurídico en línea advirtió de que en la próxima década habrá más cambios en la abogacía que en los últimos doscientos años, y los expertos de la primera Jornada de Abogacía Virtual «Cómo internet y la tecnología están transformando la profesión», que el 22 de febrero tuvo lugar en la sede central de la UOC, le dieron la razón.

El sector jurídico, tradicionalmente uno de los más lentos en adaptarse a las nuevas tecnologías, se encuentra inmerso en un proceso de revolución en línea que cambiará parte de la manera de trabajar. Esta es una de las conclusiones de la jornada, a la cual asistieron unos setenta profesionales con ganas de saber más de un aspecto nuevo como es la creación y desarrollo de un despacho virtual que ofrezca valor al cliente, desde la creación del servicio hasta el ofrecimiento mediante internet.

No en vano, la jornada -organizada por los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC- es la primera de esta temática celebrada en España. Sus objetivos son abrir un espacio de debate y reflexión sobre cómo las nuevas tecnologías afectan a los servicios legales y ayudar a los profesionales a implementar un modelo de negocio virtual. «Queremos ser un referente en este nuevo modelo de ejercicio de la abogacía», comentó Blanca Torrubia, directora del máster universitario de Abogacía de la UOC que prepara a los abogados para el futuro de la profesión. A pesar de que pocos de los asistentes a la jornada ejercen en despachos virtuales, la mayoría son profesionales liberales, un perfil ideal para beneficiarse de la revolución tecnológica actual.

«Se prevé que en un futuro haya un desarrollo exponencial de la abogacía virtual», auguró Jordi Estalella, abogado y consultor del máster. «Habrá una segmentación por el tipo de público -prosiguió-, porque los nativos digitales serán más proclives a contratar servicios por internet mientras que otro segmento de la población seguirá contratando los servicios tradicionales». Estalella repasó diferentes momentos históricos en que nuevas tecnologías han provocado cambios radicales en el mercado y en la sociedad.

Según este experto, a raíz de la progresiva implantación y crecimiento de internet, el sector jurídico se ve afectado en la producción del servicio, la gestión y la comunicación, tanto interna como externa. «En estos tres ámbitos, el paradigma ha cambiado», afirmó. También recordó que en Google ya hay más de noventa y cinco millones de entradas jurídicas en español y alertó de que el conocimiento jurídico ha dejado de ser monopolio de los abogados: «Hay tareas que los abogados dejarán de hacer. Ya no serán ellos los que volcarán los conocimientos, sino otros tipos de profesionales y los mismos clientes, que romperán con este monopolio y lo colgarán en blogs y plataformas similares a una wiki».

Los demás ponentes apuntaron en el mismo sentido: «El cambio en los próximos años será radical», aseguró Guillermo Navarro, fundador de Unabogado, el primer comparador en línea de servicios jurídicos de España. «El boca a boca tradicional -prosiguió- se está trasladando a internet. Y a medida que este mercado crece de manera drástica, cada vez hay más abogados en la red».

Por su parte, Javier Muñoz, fundador de iAbogado -empresa pionera en servicios jurídicos en línea- recordó que las fuertes restricciones a la hora de hacer publicidad de los servicios jurídicos que había pocos años atrás, y que incluso afectaban a la medida de los carteles de la puerta del bufete. Y es que en poco tiempo han cambiado muchas cosas. La primera firma virtual de abogados de los Estados Unidos, recordaba Estalella, es de 2009. Desde entonces no han dejado de crecer.

El referente norteamericano

Los Estados Unidos fueron citados en numerosas ocasiones por los expertos de la jornada, puesto que fue allí donde fueron pioneros en la implantación en la red de servicios jurídicos. Marta Plana, abogada, experta en nuevas tecnologías y consejera de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), vivió siete años en California. Esta experta incidió en los aspectos clave de un fenómeno que al otro lado del Atlántico va al alza. «Se están creando muchos negocios en línea en entornos jurídicos», recordó.

Otro conocedor de la realidad norteamericana es Alexi Fernández. Abogado, emprendedor y fundador del portal de abogacía virtual LawYeah! -que empezará a operar en marzo con herramientas digitales de última generación-, alertó que «en los Estados Unidos ya hay productos que están quitando trabajo a los abogados», y puso el ejemplo de un sistema de automatización de divorcios.

La fuerza del cambio es lo que invita a la gente a sumarse. Para Plana, sin embargo, antes hay que superar el miedo a no salir adelante. «Si no va bien, no pasa nada», advierte esta experta, que criticó la poca implantación de la cultura del fracaso en España.

El aspecto en que los ponentes de la jornada no se mostraron tan de acuerdo fue la relación de confianza abogado-cliente y en cómo esta se puede mantener, o no, en un entorno digital. Así, Javier Muñoz se mostró escéptico en este sentido («La confianza aparece en el trato personal») mientras otros expertos mostraron su convencimiento de que la revolución tecnológica también afectará a este punto. «El paradigma de la confianza entre el abogado y el cliente está transformándose, y en los próximos años todavía cambiará más», auguró Estalella. Para argumentar esta tesis citó un estudio del pasado septiembre elaborado por una consultora en York (Reino Unido), según el cual el 46% de los usuarios buscaron abogado por medio de la red. Por su parte, Alexi Fernández no tan solo cree en la posibilidad de cambiar este paradigma sino que apuesta por hacerlo, con «herramientas telemáticas fantásticas que permiten crear esa confianza», como ránquines de evaluación por parte de los usuarios, un sistema que ya usan desde hace tiempo portales como ebay.es o tripadvisor.es.

Marca y posicionamiento

Precisamente las herramientas para conseguir gestionar con éxito estos cambios fueron uno de los puntos fuertes de la jornada y los diferentes ponentes dieron numerosos consejos. Javier Muñoz advirtió de los errores comunes a la hora de buscar nombres para servicios jurídicos en línea (demasiado largos o demasiado genéricos; exceso de siglas y latinismos) y explicó cómo situarse bien en Google (dominios cortos y fáciles de memorizar, densidad de palabras clave, cuidar las etiquetas de titulares y subtítulos, apostar por los vídeos, una URL fácil de entender…). «El contenido del web tiene que ser propio, fresco y que se renueve, porque así Google ve que eres una persona y no una máquina», afirmó. También destacó el papel clave que supone estar presente en las diferentes redes sociales.

La importancia de crear una marca personal fue otro de los puntos en común de las diferentes ponencias. Así, Ferran Sala, director de vLex -portal de contenidos jurídicos con cinco millones de visitas mensuales- resaltó el hecho de crear una marca muy diferenciada mientras que Alexi Fernández advirtió de que «se tiene que aprender a controlar la identidad digital puesto que es nuestra reputación en línea». Otro aspecto que según los expertos hay que dominar es el marketing de contenidos, una disciplina muy extendida en los Estados Unidos.
Pero estos contenidos no pueden versar sobre todo el ámbito jurídico, sino que hay que focalizar en aspectos concretos del derecho. «La especialización cada vez será más importante. En internet la gente busca expertos», explicó Alexi Fernández. Este emprendedor también incidió en las ventajas de los servicios jurídicos en línea, como la coordinación virtual con otros abogados o la democratización de los servicios jurídicos. En este sentido, citó estudios actuales según los cuales la mitad de la población no utiliza nunca los servicios de un abogado. «Se tiene que universalizar el acceso a la abogacía. Hay un gran potencial de crecimiento y de gente», afirmó en clave positiva para después advertir a los asistentes del peligro de no hacer caso a los cambios tecnológicos: «U os adaptáis o perderéis mercado».