Querido lector,

La cuarta edición de El Abogado eficaz se la debo enteramente a usted y a los miles de lectores que como usted, desde el año 2005, fecha de la primera edición, han adoptado cariñosamente mis ideas y compartido mis vicisitudes a través de la lectura de un libro que, en aquel momento, introdujo elementos innovadores como las técnicas de autoayuda y un lenguaje desprovisto de la ornamentación y retórica habitual en la literatura jurídica.

La tercera edición cumplirá pronto tres años, y no he sido consciente de este dato hasta hace bien poco. Cuando caí en la cuenta del tiempo transcurrido, y espoleado por mi entrañable editor, me he puesto manos a la obra con la cuarta edición, en la que pienso que se han incorporado novedades interesantes.

Para empezar se ha ampliado el capítulo dedicado a la técnica procesal del interrogatorio, incluyendo dos secciones nuevas en el apartado «Interrogando a los contrarios», cuyo contenido suscita invariablemente la atención de los abogados que asisten a mis cursos. La primera de estas secciones define los perfiles de los interrogados, y la segunda explica las defensas contra las respuestas comunes y nocivas de testigos y partes.

La profesión de las personas que interrogamos en los juicios, puesta en relación con factores como las habilidades de comunicación, la credibilidad y la motivación que impulsa a esas personas a declarar, condiciona su conducta durante el interrogatorio y permiten trazar un perfil que anticipa sus reacciones. La adecuación de las preguntas a cada arquetipo puede marcar la diferencia entre alcanzar o frustrar los objetivos perseguidos con el interrogatorio; de ahí la necesidad de conocer las características básicas de cada perfil explicadas en la primera de las nuevas secciones, que el lector también encontrará sintetizadas en la tabla incluida al final del apartado.

La segunda de los secciones que se inaugura trata acerca de las respuestas de los interrogados que suelen poner al abogado en un aprieto, y de las defensas para neutralizarlas. Estas respuestas se agrupan en cuatro categorías: contrarias, evasivas, de anclaje y su historia, cuyos principales efectos se exponen en el apartado junto con las pautas de refutación, incluyendo sugerencias para evitar la contaminación de origen de las las preguntas con señales o indicios, la mayoría inconscientes, que anticipan al interrogado las intenciones del abogado.

Dentro del capítulo de la técnica procesal de interrogatorio, se han revisado también los párrafos dedicados al interrogatorio cerrado que me parecían oscuros o incompletos, aclarando la tipología de preguntas cerradas e ilustrándolas con algún ejemplo. Aparte de la corrección formal de ciertos párrafos del libro, producto de la evolución del estilo personal, y que no alteran para nada su significado, la segunda novedad importante de esta cuarta edición la constituye la Agenda de Juicios que acompaña a El Abogado eficaz.

Esta agenda sustituye y completa sustancialmente la Hoja de Planificación de Juicios incluida en el Apéndice de la tercera edición del libro, e integra de forma relacionada elementos de las agendas tradicionales con un verdadero programa de adiestramiento de las competencias explicadas en El Abogado eficaz. La agenda se compone de hojas, cada una correspondiente a un día del año que a la vez se divide en las distintas horas laborables, donde pueden anotarse las llamadas, comunicaciones y reuniones previstas durante ese día. En el margen derecho de cada hoja se incluyen dos recuadros trascendentes para los abogados, el de «Vistas» y el de «Fines», lugares destacados para apuntar los señalamientos judiciales y términos procesales, y que posibilitan recordarlos con un simple vistazo a la agenda.

Además del calendario, la mitad inferior de cada hoja integra una tabla que, en conjunto, supone un programa de entrenamiento de las competencias del libro: Actitud, Herramientas de comunicación y Técnicas procesales. Después de cada juicio podrá evaluar, utilizando las casillas correspondientes de la tabla, el grado de eficacia de las tres competencias, concretar los objetivos de mejora y planificar en la agenda las acciones de entrenamiento. Al principio de la agenda encontrará instrucciones detalladas para su uso y aprovechamiento óptimo de los recursos que ofrece.

Por último, y cómo ya indicaba en el prólogo de la edición anterior, usted puede pertenecer a dos clases de lectores: los que no han leído nunca el libro y los que han leído alguna de las ediciones precedentes. Si está entre los primeros, le sugiero que responda el Test de Eficacia en los Juicios (TEJ) y luego empiece a leer por el principio, siguiendo el orden de los capítulos y realizando las Acciones de Mejora que le propongo al final de cada uno. Por el contrario, si usted forma parte del segundo grupo de lectores mi consejo es que verifique que recuerda contestado el test y compruebe cuál es su nivel de eficacia en cada competencia. Después vaya a los capítulos dedicados a las competencias que según el test necesita mejorar, repáselos y practique con las Acciones de Mejora.

Cumplida esta breve introducción con que todo anfitrión honra a sus huéspedes, me despido de usted invitándole a que se adentre en las páginas de esta cuarta edición, cuya lectura espero y deseo colme sus expectativas.

Hasta pronto.

     Jordi Estalella                                                                                                                     Barcelona, 28 de agosto de 2014