Sobre Google Glass, el futuro y las aplicaciones en el sector jurídico

Sbore Google glass, el futuro y las aplicaciones en el sector juridicoCuando los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, y el equipo de ingenieros y diseñadores del buscador de Silicon Valley planificaron el programa de investigación y desarrollo de unas gafas basadas en la tecnología de la realidad aumentada, al que llamaron Project Glass, partieron de una idea sencilla: el propósito de liberar las manos y la vista de los usuarios mientras utilizan el smartphone. El uso de estos dispositivos requiere un agarre manual (una o dos manos) y que la atención visual se dirija exclusivamente a la pantalla, sometiendo a manos y ojos a una servidumbre tecnológica que constriñe su movimiento y dedicación a otras tareas.

Las Google Glass, actualmente en fase de prototipo avanzado y cuya primera versión empezará previsiblemente a comercializarse en el 2014, permiten la mayoría de las funciones que ahora realizamos con los teléfonos móviles sin necesidad de utilizar las manos.  Como se aprecia en la imagen que ilustra esta entrada, la montura no dispone de cristales y es parecida a las de unas gafas convencionales, fabricada con titanio, un material muy resistente, flexible y ligero. La interfaz a través de la cual el usuario interacciona está situada discretamente sobre una de las patillas de las gafas. Con una serie de movimientos y pulsaciones sobre ese lateral táctil es posible tomar fotografías, grabar videos, compartirlos con Google+ (supongo que la versión final incluirá la opción de compartir en otras redes sociales), obtener información digital superpuesta acerca de un lugar o persona que se esté mirando (realidad aumentada) o leer y enviar emails. Las ventanas o pantallas se proyectan y despliegan delante de los ojos, por encima del eje horizontal de la mirada, facilitando que esas funciones se ejecuten mientras disfrutamos del paisaje o acontecimiento que estamos grabando o realizamos otras tareas que exijan atención visual.

La interfaz física se complementa con un sistema de reconocimiento de voz por el que se pueden dar instrucciones a las gafas para que ejecute cualquiera de las aplicaciones que necesitemos. Incluso con ruido externo el sistema que incorpora será capaz de decodificar la voz, procesar la información y ejecutar la rutina gracias a la utilización de los huesos craneales como conductor de las vibraciones que produce la señal acústica.

Los proveedores de software de Google están desarrollando aplicaciones específicas que incidirán notablemente en los procesos típicos de algunos trabajos e implicarán cambios en muchos sectores y negocios como la construcción, turismo, publicidad, educación y seguridad. En el sector sanitario, hace pocos días, las Google Glass se han utilizado por primera vez en un quirófano facilitando la colaboración de dos cirujanos situados uno en Madrid y otro en Stanford (USA) para la operación de una rodilla. Los usos cotidianos que se prevén para las gafas de Google son muchos y van desde permitir a los corredores, profesionales y aficionados, planificar los itinerarios y conocer sus constantes físicas, orientarse por lugares desconocidos, obtener información de personas que coincidan en un mismo lugar y mejorar la calidad de vida y comunicación de los discapacitados físicos.

En lo que respecta al sector legal, las Google Glass pueden aplicarse a diversos ámbitos y en la ejecución de tareas jurídicas habituales. Uno de los usos posibles es en las reuniones con los clientes para buscar información adicional que permita ofrecer una respuesta más precisa al supuesto planteado. La realidad aumentada de las gafas aplicada a la lectura de jurisprudencia, doctrina o legislación será un complemento de datos (virtuales) inestimable que ayudará a diagnosticar y definir una estrategia más certera del caso concreto. La lectura de textos jurídicos directamente desde las gafas es otro uso posible siempre y cuando las editoriales adapten el contenido al formato y dimensiones de la pantalla de las gafas; pero si la medida de referencia es el tiempo que están tardando (continúan en ello) en adaptarlo a los smartphones y tablets, y en la conversión en formato ebook de los libros físicos (que no simple digitalización), no puedo mostrarme demasiado optimista en que esa posibilidad se materialice en el corto ni medio plazo.

Los procesos judiciales constituyen otro ámbito de aplicación de las Google Glass, empezando por la fase de obtención o preconstitución de pruebas, documentos y testimonios de interés, por ejemplo en un accidente de tráfico, un despido disciplinario en el que debe justificarse una causa legal, durante la intervención policial en los altercados o en una junta de accionistas. En estos supuestos podría convertirse en una actividad normal de los clientes tomar fotografías, grabar vídeos, obtener información de los asistentes y enviarla a través de las propias gafas a sus abogados.

En la fase de preparación de los juicios, visualizar el expediente en las Google Glass permitiría revisar la información y completarla mientras escribimos en la tablet o conducimos. Durante el acto del juicio las aplicaciones de las gafas ayudarían a corroborar información sobre los interrogados, buscar datos a medida que se vayan necesitando para probar los hechos y leer el informe final sin que nadie note que se está leyendo, algo parecido a lo que ocurre con el prompter de los presentadores de telediarios.

Finalmente en el ámbito de la educación jurídica la utilidad de las Google Glass para los estudiantes de Derecho se antoja evidente. Y no me refiero a la posibilidad de copiar en los exámenes, sino a la capacidad de completar los casos prácticos que se expongan en el aula con información jurídica adicional (leyes, sentencias y doctrina) y simular virtualmente el escenario de un juicio en el que cada usuario de las gafas tendría atribuido un rol y podrían practicarse y mejorarse las habilidades procesales imprescindibles.

Actualización (16/7/2013). A través del portal de Proyecto Glass he llegado a la noticia publicada por Google en la que anuncia que deja de utilizar el término “Project” para referirse al programa de desarrollo de sus gafas, pasando a llamarse a partir de ahora simplemente  “Google Glass”, nombre conocido por el público en general y que es fácil de recordar por su consonancia entra las dos palabras.

«Cómo ofrecer servicios jurídicos online», artículo en el Legajo

Como ofrecer servicios juridicos online

Vicente Küster, de la agencia de comunicación Contenido, responsable de la coordinación y redacción de la revista editada por el Colegio de Abogados de Valencia el Legajo, me pidió hace unos días, con ocasión de un curso de Abogacía Virtual del que fui ponente en el mismo Colegio, un artículo sobre algún aspecto práctico de la virtualidad en los servicios jurídicos. Le envié un breve texto titulado “Cómo ofrecer servicios jurídicos online” que, debido a las estrictas exigencias de espacio en la sección de la revista, el propio Vicente acortó, respetando la esencia del texto original.

El artículo, publicado en el número 29 de la revista, señala las cuatro fuerzas que están transformando el mercado legal: la reducción del presupuesto, tanto de empresas como particulares, dedicado a gastos legales, la entrada en el mercado de nuevos competidores que se rigen con criterios absolutamente empresariales, la globalización y la disrupción tecnológica, que está provocando la eliminación de barreras entre los productores de los servicios y los consumidores. Ejemplos evidentes son las compras de billetes de transporte (tren y avión) y las reservas de hoteles, que han pasado a realizarse por internet, suprimiendo a la mayoría de los intermediarios tradicionales.

La conjunción en el momento actual de esas cuatro fuerzas obliga a replantearse los modelos de negocio jurídicos existentes e innovar mediante la aplicación de la tecnología e internet, especialmente en lo que respecta a los dos procesos característicos del ciclo de vida del servicio jurídico: la producción y su venta.

Los abogados que dentro de esa estrategia de innovación se decidan a ofrecer servicios jurídicos online tienen dos posibilidades. Una de ellas es integrarse en una plataforma virtual de servicios jurídicos gestionada por un tercero, donde los clientes potenciales acuden a buscar un abogado. La plataforma actúa como un supermercado (marketplace) donde se cruza la oferta y demanda de servicios jurídicos. Por lo general esta opción no requiere ninguna inversión, ya que las plataformas suelen cobrar un pequeña cantidad, fija o variable, por cada contacto o transacción entre el abogado y el cliente. La segunda posibilidad consiste en desarrollar y gestionar un canal o plataforma online propia, que bien puede ser un blog o web en la que se ofrezca contenido jurídico interesante que atraiga a futuros clientes, asesoramiento a través de email, chat o videoconferencia e incluso pueden ofrecerse descargas de documentos específicos o servicios donde la intervención directa o presencial del abogado sea casi nula o puntual, como los divorcios de mutuo acuerdo o procedimientos de desahucio. Esta alternativa de plataforma propia, si bien exige una inversión algo mayor que la primera, sobre todo en dedicación, gestionada adecuadamente puede llegar a convertirse en un negocio rentable en no demasiado tiempo.

La informática y la eficiencia de los abogados

La informatica y la eficiencia de los abogados

El colectivo de los abogados es uno de los que más resistencia oponen a la adaptación y uso de la tecnología. Los hitos de innovación tecnológica en el sector legal han sido pocos y lineales, a diferencia de otros sectores como el sanitario, turístico o automovilístico, por no mencionar el de la distribución o el transporte de mercancías con un sistema logístico absolutamente informatizado, donde la innovación, jalonada de avances constantes, ha sido exponencial.

Los cambios tecnológicos más importantes en el sector legal se produjeron con la introducción de las primeras computadoras personales (PC) en los años ochenta del siglo pasado las cuales impactaron en tres áreas principales del trabajo de los abogados y despachos: la producción del servicio, la gestión de datos y la comunicación. La digitalización de la escritura mediante los procesadores de textos transformó la manera en que se producía el servicio por el ahorro de coste y tiempo que suponía corregir un fragmento del texto sin necesidad de volver a copiarlo entero como ocurría con las máquinas de escribir que precedieron a los ordenadores. La adopción masiva del software de procesamiento de textos, primero con WordPerfect de la compañía Corel Corporation y más tarde, a partir de 1990, Microsoft Word, favoreció la estandarización de los textos y permitió una mayor fluidez en el tráfico comercial y jurídico e incrementó la colaboración entre los propios abogados y de estos con sus clientes (los documentos enviados con la opción “control de cambios” es una muestra de esta fluidez y colaboración).

La aparición de las bases de datos dinámicas y relacionales (SQL), así como las hojas de cálculo, con Excel de Microsoft como estándar más conocido, constituyó otro de los avances en el sector jurídico, en este caso en el tratamiento de los datos alfanuméricos de los clientes y expedientes, posibilitando una gestión automatizada, con el consecuente ahorro de tiempo, la vinculación de datos de diferente naturaleza y, algo muy importante, el análisis de esos datos, lo que ha posibilitado a los despachos tomar decisiones estratégicas más acertadas y efectuar previsiones.

La comunicación interna entre las personas de un despacho, y la externa, establecida entre los abogados y sus clientes, varió notablemente con la introducción del correo electrónico como protocolo de comunicación. Las ventajas de este medio respecto al teléfono, y las causas de que el sector jurídico lo haya adoptado masivamente, es que se trata de una tecnología asíncrona, donde no es necesaria la respuesta simultánea imprescindible en medios síncronos como el teléfono, lo que permite a los interlocutores un mayor tiempo de reflexión de la respuesta y sobre todo diferir su envío al momento que decidan en función del tiempo disponible o las prioridades marcadas. El bajo coste de los emails y clientes de correo como Outlook Express de Microsoft, con una interfaz de uso intuitivo y multifunción, son los otros motivos de la extensa implantación de esta tecnología de comunicación.

La innovación tecnológica en el sector legal, limitada prácticamente a la implantación de las herramientas informáticas, no ha venido acompañada de una progresión similar de las habilidades de los abogados en el uso de esas herramientas. Uno de los abogados internos de la división americana de la empresa Kia Motors ha puesto de manifiesto la incompetencia informática de las firmas, sometiendo a nueve de ellas, ocho posicionadas entre las 200 más grandes del mercado americano según el ranking Am Law 200, a una prueba consistente en realizar cuatro tareas simples utilizando dos procesadores de textos, uno para documentos Word y otro para PDF, y la hoja de cálculo Excel. Previamente a la prueba y aplicando correctamente estos programas se comprobó, por ejemplo, que la primera de las tareas podía terminarse en veinte minutos, mientras que los abogados asociados de las firmas tardaron una media de 5 horas en finalizarla (15 veces más). La consecuencia de esta ineficiencia es un tiempo de trabajo innecesario que se traslada en un incremento del precio que pagan los clientes. El problema es que los clientes no están dispuestos a soportar ningún coste provocado por las ineficiencias de los despachos y los que no sean capaces de suprimirlas y trasladar la mejora de procesos a los precios, simplemente los clientes dejarán de contratarlos.